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La compleja relación madre-hija.

La relación madre hija

Este texto, no lo voy a negar, me apena un poco. Estoy muy acostumbrado a gestionar cómodamente la forma en que nos hacemos daño unos a otros pero no voy a negar que este tema concreto me roza por algún lado. Tendré que ver que no he limpiado de mí mismo sobre esta cuestión. Con Uds. la relación madre hija.
La madre, arquetipo máximo de cuidadora, de nutridora, se convierte por el contrario en el peor “enemigo” de sus hijos, envenena deliberadamente, sobre todo a sus hijas, con su ponzoña. Puede que a nivel práctico sean competentes en las necesidades físicas de sus hijos pero en las emocionales o no las cubren o directamente martirizan a sus hijos. Puede que las palabras que escribo suenen duras pero puedo asegurar que las historias espeluznantes que me han contado superan en mucho cualquier posible redacción que haga.
Desde la que hace de su hija su esclava, de su hijo el potencial de hombre ideal que su marido no satisface, de la que ve en su hija a una competidora sexual por el afecto del hombre de la casa, o la que directamente no los ama por odio a su marido, todas ellas son para mí la madre araña. La peor es la “Divine” una madre muy hermosa que aparte de ver a su hija más joven como una rival de la atención de los hombres, tiene el complejo de estrella de cine que tiene que representar el papel de madre perfecta cuando solo quiere a sus hijos cerca para hacerse la “foto”. El cuento de Blancanieves es la representación perfecta de la mujer que ve como rival a otra mujer más joven y la prefiere permanentemente infantilizada jugando con hombres-niño o congelada en el tiempo.

La Madre como Estrella Divine.

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En los muchos casos que he tenido de hijas con cáncer de madres Divine hay un denominador común, sus madres sufrieron infancias muy duras y su belleza no ayudo a hacérselo más fácil, por el contrario el deseo de los hombres las hicieron vivir situaciones muy duras o matrimonios no deseados. Para entendernos a estas madres las llamo “locas”, por sus circunstancias vividas han tenido que cortar vínculos emocionales con todo su entorno durante décadas para no tener que afrontar lo vivido. Son mujeres, madres, totalmente incapaces de dar o recibir amor, han construido literalmente un muro de acero a su alrededor que las aísle de su entorno y de su pasado. Las mujeres que trato me comentan que aunque sus madres no puedan dar amor por lo menos que se permitan recibirlo. Una olla express revienta tanto si el agujero se hace desde dentro como desde fuera, si estas madres dejaran una fisura de cualquier tipo todo su pasado y lo que no han podido perdonar o solucionar saldría a borbotones y probablemente se las llevarían por delante.
Son “Estrellas” que no comenten ningún error y que buscan desesperadamente ser el foco de atención. Las hijas que buscan toda la vida el cariño de su madre, que cambie, que comprenda, que escuche… están prácticamente condenas a pasar un cáncer. Una chica de 40 años ya terminal me decía cuando su madre le pidió perdón si no había sido una buena madre, “ fíjate como es mi madre que ha tenido que verme así para pedirme perdón “. Yo le respondí “ eso no solo se puede ver así, fíjate lo que tú le has tenido que hacer a tu cuerpo para que te lo diga “. Toda su vida busco en vano el amor y la atención de su madre araña y alcohólica enfermando cada vez más gravemente hasta que falleció. Si tienes una de estas madres desiste cuanto antes de que cambie, de que te ame, y da el regalo de tu amor al mundo y a aquellos dignos de recibirlo.
Podríamos ver a estas madres como las “malas” de la película, desde luego sus hechos así lo indican, o podemos verlas como las maestras que tenían que enseñar a sus hijas a amarse a sí mismas por fin. Una lección que a lo mejor encarnación tras encarnación no aprenden y cada vez necesitan maestras más duras que les hagan el gran favor de ser las madres araña que necesitan para aprender en este mundo.