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Dioses Negros, Dioses Blancos II

    Continuando con la entrega anterior quisiera terminar de exponer la importancia de los estados alterados de conciencia, EAC, en la historia de la humanidad. Su importancia es tan crucial que sin el acceso a esos estados no podría existir la civilización tal y como la conocemos. Junto con el lenguaje, el arte, la música es una de las poquísimas cosas que han tenido en común los seres humanos a lo largo de los milenios y en absolutamente todas las culturas. El acceso a esa luz y oscuridad más intensa que la percibida por los sentidos es la clave de la evolución humana.

Chaman amazonico ingiriendo Ayahuasca

Chaman ingiriendo Ayahuasca

Los EAC nos permiten conectar con prácticamente toda la información más allá de la que nos proporcionan nuestros sentidos. Son el origen de la espiritualidad, de la religión, la ciencia, la filosofía… y las personas encargados de conectarse se les conoce con el nombre de brujos, chamanes, druidas, hombres santos, sanadores, héroes, santones, hombre-medicina… . Asimismo las formas de acceder a esos estados serán múltiples y muy variadas, si no se basaban en la toma de sustancias se trataba de saturar los sentidos, de hacer sufrir tanto al consciente que este se desconectaba y se podía acceder al inconsciente, guía y guardián de los secretos del otro mundo. Se podían hacer ayunos intensos, privación de sueño, marchas agotadoras, bailes durante horas, giros continuos sobre un pie, música repetitiva de tambores o demás instrumentos de percusión, aislamiento sensorial en cuevas o en tumbas, frío o calor extremo, dolor extremo con torturas rituales varias o también se podía realizar a través de la ingesta de sustancias psicoactivas. Hay muchas más formas que estas pero todas tenían el objetivo de quebrar la consciencia ordinaria para entrar en estados alterados de conciencia. Por ejemplo la filosofía helena fue desarrollada en parte gracias a un ritual que se llamaba los misterios de Eleusis donde aparte de ayunos y ritos de purificación se procedía a la ingesta de un líquido que se supone contenía agentes psicoactivos similares al LSD. Platón por ejemplo nos habla del mundo de las Ideas y del mundo en el que vivimos, el mundo Sensible que es un pálido reflejo del de las Ideas.

 

    Ahí quería llegar, a la perfección de todo, incluso la del llamado Mal, a los Dioses Oscuros. En una de mis obras dibujo un laberinto en blanco y negro en el que estamos atrapados. Es un laberinto con la misma entrada que salida, por lo tanto recorrerlo no te lleva a ninguna parte, como mucho al comienzo una y otra vez. La verdadera solución es no entrar en él y abandonar esta dualidad a través de un mayor grado de consciencia. Los Dioses Oscuros, que también somos nosotros, son los que hacen que sea doloroso seguir el camino dentro del laberinto. Son los muros contra los que te golpeas hasta que te das cuenta que ni en la luz ni en la oscuridad encontraras la solución, solo en la  integración de ambas encontraras tu verdadero ser no dual, tu Divinidad.